¿México feminista?

Marcela Sena
9 min readMar 29, 2021

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Mi opinión sobre el feminismo en México

Arte de Moon Venture — Twitter @MoonVenture — Instagram moon_venture

En el marco del mes de la mujer, me gustaría dar mi opinión sobre el feminismo en México, y aunque sé que mi postura no será compartida por muchas creo que vale la pena sumar mi voz a la conciencia colectiva, es la forma en la que podemos nutrir el movimiento, leyéndonos, escuchándonos y abriendo el diálogo.

Comenzaré por decir que me siento orgullosa y me llena de vida el estar viviendo este momento con mis hermanas feministas, me encanta que esta palabra haya dejado de ser tabú para las mujeres y que cada vez más mujeres de todas las edades la estén adoptando. Me encanta la idea de que la juventud se esté informado sobre feminismo que sepan su definición que citen autoras, que se recomiende libros feministas, que escriban hilos en Twitter sobre mujeres que han destacado en la historia de la humanidad en todos los ámbitos, que se agrupen y formen colectivos para comentar el feminismo y para plantear acciones, como la educación de las mismas mujeres, redes de apoyo en caso de violencia, y mucha mucha Sororidad ante cualquier amenaza. Me supera la forma en la que el movimiento ha crecido porque pasó muy rápido de tabú, a la plática en el desayuno familiar, el transporte, los periódicos y revistas, las redes sociales; México está hablando de feminismo, el significado de feminismo está permeando en nuestras vidas, poco a poco se ha metido y espero que sea para quedarse.

De forma cuantitativa el movimiento está creciendo en la consciencia de las mujeres, son cada vez más las que adoptan posturas feministas, las que se dicen feministas sin temor a represalias y las que poco a poco van cambiando su entorno alzando la voz, aprendiendo y educando a todos los que las rodean. Yo misma me encuentro hablando con mi círculo sobre estos temas, la apertura está sucediendo y la estamos tomando.

Admiro profundamente a las que han encontrado el valor para protestar y se han enfrentado a sus agresores, a las que ayudan a otras a enfrentar a sus agresores y a las que desde la radicalización han encontrado un motivo para seguir la lucha y hacen posible que en las calles encontremos retazos de feminismo que al verlos nos recuerdan que ahí estamos y que ya no callaremos más. Todas las formas de manifestación para mí son válidas, hay mucho odio sembrado y mucha rabia que está emergiendo, que sale a la luz y encandila a muchos privilegiados que no entienden o no quieren entender. Pero el movimiento no puede ser todo el tiempo odio y rabia, el movimiento tiene que crecer para lograr el cambio que queremos y así dejar de luchar.

Y aquí es donde comienzo por decir que en México se perciben “burbujas feministas” por llamarlas de alguna forma, y es que el feminismo no nos llega de la misma forma a todas. Se está hablando de feminismo en muchos contextos que no todas alcanzamos a comprender, y creo que es bueno que no lo entendamos igual porque de esa forma se vuelve más horizontal, pero al mismo tiempo se vuelve problemático cuando necesitamos ser escuchadas en conjunto pues existen discrepancias entre estos distintos contextos. Contextos, que yo encuentro como parte de nuestra desigual sociedad que tiene clases bien marcadas. Es evidente que en todas las clases hay machismo y las mujeres hemos sido víctimas del patriarcado por mucho tiempo, hemos sido subordinadas en muchas formas y en cada clase podemos encontrar una marca de androcentrismo que la separa de las otras clases. Es por esto que digo que en México tenemos burbujas feministas, yo me encuentro en una burbuja y de a poco me he ido abriendo a observar las violencias que otras mujeres viven que yo ni de chiste voy a vivir por las circunstancias en las que me encuentro, pero que no me hacen ajena a sentir y a desear cambiar las cosas para todas.

Desde las hijas de la clase alta que son manipuladas por sus padres para elegir un marido de su misma clase conveniente a los intereses económicos familiares, a ser víctima de juniors en los antros, educados para sobajar a las mujeres que se encuentran experimentando su cuerpo joven y su sexualidad, abusando sexualmente de ellas, amenazándolas para imponer su control. Pasando por las mujeres de la clase media que son la fuerza de trabajo que van a hospitales, escuelas, oficinas, restaurantes, hoteles, centros comerciales, etc. y que son acosadas en sus trabajos y escuelas, violentadas en las calles y medios de transporte, secuestradas, abusadas sexualmente y obligadas a vivir el miedo de salir a la calle, con todos esos peligros y a sabiendas de que cualquier lugar es un lugar donde la violencia y el machismo pueden suceder. Hasta llegar a las mujeres de clase baja que por la falta de oportunidades sociales y económicas son víctimas de abuso físico, sexual y económico, de igual forma obligadas a vivir con miedo y a reproducir patrones de víctimas y victimarias sin poder salir de ese círculo de violencia por generaciones. Y todas podemos ser víctimas de feminicidio, todas podemos ser víctimas de violación, todas podemos ser víctimas de acoso sexual, físico, laboral, económico.

Todas podemos ser víctimas de violencia y machismo, entonces ¿por qué no vivimos el feminismo de la misma forma?. Por que en México tenemos un problema estructural de clases que antes que ser mujeres nos marca límites sociales, sí, somos mujeres, pero las formas de violencia que vivimos nos encierran en una burbuja que no nos deja ver con los mismos ojos las demás burbujas; de esta forma asimilamos las violencias dentro de nuestras burbujas con total desconocimiento sobre las demás y por ende buscamos soluciones limitadas a nuestro contexto. Es por eso que no es de extrañarse que veamos conflictos entre colectivos feministas a favor y/o en contra de las marchas, de las pintas, de la toma de instalaciones, del movimiento #meToo, de la ley Olyimpia, de la despenalización del aborto, de la inclusión de mujeres trans, de que mismas mujeres re-victimicen a otras mujeres que sufrieron violencia, que mismas mujeres critiquen y se deslinden del movimiento feminista alegando que NO las representa. Y a todo este problema estructural de clases, sumémosle la problemática de la diferencia generacional y la libertad de culto que hace que 2 grandes corrientes de pensamiento choquen formando una disyuntiva sobre las posibles soluciones que se pueden dar para resolver el problema de violencia y machismo en nuestro país.

Y en realidad esto no es nuevo, es un problema que también se dio en “la primer ola del feminismo”, en el movimiento sufragista dónde en algunas partes del mundo como EUA aún existía la esclavitud, el feminismo tuvo a diferenciar a la mujer negra de la mujer obrera por su situación política y no por su género interponiendo así al feminismo y a el abolicionismo. Al ser las sufragistas un movimiento nacido entre las mujeres blancas de clase media-alta el conflicto entre feminismo y abolicionismo concluyó en separar al abolicionismo a luchar por su propia cuenta por los derechos de la mujer negra, y por lo tanto el feminismo no las representó.

No con esto quiero decir que vivamos en una sociedad esclavista, pero sí en una que marca los límites de clase con mucha fuerza y que en mi opinión al ser este un re-surgir del feminismo de la tercera ola como muchos lo llaman, por ser una continuidad del pensamiento de múltiples modelos de mujer con distinciones de clase, nacionalidad, etnia, de orientación sexual, religioso, etc., se puede convertir en una cuarta ola que derribe los límites entre estos modelos de mujeres y logre concretar un cambio social y político que nos haga más fuertes y menos desiguales. Para esto hará falta que nuestro feminismo sea más incluyente y expanda su visión a otros modelos de mujeres sobre todo al modelo de clases, para que las que tienen menores oportunidades de defenderse logren subir ese escalón, que logren alcanzar la justicia que merecen y frenar su declive. Debemos poner el piso parejo y comenzar por la desigualdad económica que lleve a nuestras mujeres mexicanas a tener trabajos dignos y bien remunerados, alejarlas de la violencia intrafamiliar y de las manos del crimen organizado.

Políticamente existen iniciativas que ya han comenzado esto y un gran ejemplo es la Ley de menstruación digna que impulsará la educación menstrual y sexual, además de facilitar gratuitamente los productos de gestión menstrual, y aunque comenzó por Michoacán únicamente, debemos buscar que sea ley en todos los estados. Otra iniciativa de ley aprobada por el congreso en 2019 fue la Reforma de derechos para las personas trabajadoras del hogar, que obliga a los empleadores a garantizar las prestaciones de ley como, seguro social, vacaciones remuneradas y prima vacacional. Otras iniciativas que me gustaría resaltar son: la iniciativa que busca penalizar a los médicos que cometen violencia obstétrica de cualquier tipo, durante el embarazo, el parto o post embarazo, además de la iniciativa de La despenalización del aborto que hasta ahora es la más controvertida pues existe una arraigada idea en la población mexicana (hombres y mujeres) que penaliza al aborto como un acto criminal al nivel de un homicidio, muchas veces sin importar que sea provocado o no, pero que somete a las mujeres al escarnio público y judicial sobre la decisión de su cuerpo y la criminaliza a tal grado que se penaliza con cárcel. Ambas iniciativas o proyectos de ley son de suma importancia pues reducirían la desigualdad en los términos más generales de los “modelos de mujer” en sus distinciones, favoreciendo por completo la lucha de clases.

Si bien estos son sólo unos ejemplos de cómo podemos ser más incluyentes en nuestro feminismo a nivel político, a nivel social tenemos que seguir dando la lucha señalando y alzando la voz donde veamos la injusticia sin importarnos si la mujer a la que defendemos es o no feminista, si piensa o no como nosotras y si el beneficio por el cuál estamos luchando será directamente para nuestro círculo, debemos pues enfocar la causa y tener demandas concretas para dejar de ser pequeñas voces disonantes y comenzar a sonar con armonía. La uniformidad no significa que debemos tener líderes, ni que debemos seguir un sólo modelo de mujer, sólo significaría que estamos abrazando nuestras diferencias y las estamos poniendo como prioridad en la agenda pública de México, para que todos hablen de lo que queremos que se hable: los derechos de las mujeres se deben respetar.

Aquí les dejo algunas ideas sobre cómo podemos unirnos:

  • Fomentar las iniciativas que llevan derechos específicos a la mujer: Ley menstruación digna, Ley Olympia, Derechos para las trabajadoras del hogar, Penalización de la violencia obstétrica, Despenalización del aborto, etc.
  • Cero tolerancia de acoso: callejero, en el trabajo, las escuelas, la familia. Fomentando la denuncia y acompañando en el proceso a la víctima.
  • Señalando el machismo y poniéndole nombre.
  • Sororidad y educación entre mujeres: tomando en cuenta la diferencia de generaciones, nuestra diferencia de culto, y etnias.
  • Educación indirecta a nuestro círculos: familia, amigos, compañeros de trabajo. Queremos que los hombres cambien su forma de pensar y erradiquen sus machismos, que se deconstruyan al mismo tiempo que lo hacemos nosotras, pero la realidad es otra y la verdad es que aquí tenemos que armarnos de paciencia y mucho valor, la buena noticia es que ya nos voltearon a ver, y haremos que entiendan directa o indirectamente. Este tema me gusta para otro post espero me de tiempo de hacerlo.

Mantengamos un ojo en nuestros gobernantes, en especial a nuestros legisladores y a el poder judicial que son los encargados directos de la impartición de justicia y los que mantienen la representación del pueblo. No nos olvidemos que ellos son los que aprueban las leyes que queremos. Y al poder ejecutivo exijámosle transparencia y empatía, no caigamos en la fácil de pedirle a “papá presidente” que nos solucione la vida, no lo necesitamos de esa forma, tomemos los espacios de mujeres que tenemos en el congreso, en el senado y en el gabinete para exigir y hacer valer nuestra representación como mujeres porque en este sexenio tenemos más representación, pero nos falta hacerla notar a base de exigir esa representación.

Por último quiero señalar que el feminismo que me gustaría compartir es el que defiende los derechos de las mujeres en sus distintos modelos de mujer pero que no va a solapar mujeres que se cuelgan de este movimiento con fines políticos o inclusive personales para beneficiarse de la sororidad que brindemos escondiendo fines turbios o inclusive criminales. No quería dejar pasar este comentario pues creo que hay mucho valor en lo que las feministas estamos haciendo para que se vea descalificado por los intereses de algunos.

Gracias por leerme 💜

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Marcela Sena
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Written by Marcela Sena

Antagonist. I’m a passionate woman in software engineering, interested in diversity and the balance of POO and FP. Love music, sports, and my dog.

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